LA MONTA, LA GESTACIÓN Y EL PARTO EN LA PERRA
Realizado por Angel Prieto Jiménez, criador de Teckels con el Afijo "De Prigarcán".
En este artículo pretendo plasmar mis experiencias personales en la cría con mis Teckels, aunando toda la teoría y los conocimientos adquiridos en los diversos cursos y seminarios de gran calidad en los que he participado, con la práctica real de la cría con mis Teckels. En la cría de esta maravillosa raza Teckel, como en cualquier Raza, hay tres puntos que a mí me parecen importantísimos y fundamentales; La Monta, la Gestación y el Parto en la Perra.
Antes de pasar a narrar estos puntos tan importantes, habrá que estudiar primero si realmente tenemos el tiempo necesario para poder dedicarles toda la atención que se merece el acto de criar. Ese tiempo implica primero el buscar a nuestra hembra un macho acorde sus cualidades y nunca menos, de contrastada calidad tanto por su morfología y aptitudes, como su capacidad para fijar esos caracteres de calidad que tiene y que nosotros queremos para nuestra futura camada. También tiempo para vigilar el desarrollo de la gestación, proporcionando pienso de altísima calidad ya que los requerimientos energéticos de la madre y su prole son ahora una prioridad. Las visitas al veterinario para confirmar la gestación al mes de la monta, y la posterior ecografía, pasados los cincuenta días de gestación, para confirmar el número exacto de cachorros que traerá la madre es también fundamental para saber cuando finaliza el parto, y poder ver si la perra puede o no afrontar con éxito el parto ella sola o con ayuda (distocia o parto dificultoso. Se habla de distocia cuando la perra es incapaz de parir sin ayuda externa). Habrá que cuidar de su salud con las consiguientes vacunaciones e importantísimas desparasitaciones internas y externas antes y después del parto. Y una vez nazcan los cachorros, tiempo para poder cuidar de la madre recién parida y de su prole; tus cuidados serán entonces imprescindibles para poder sacar adelante esa camada, auténtica obra de arte que tanto has pensado y estudiado, y que por fin ha podido ser materializada por tu fiel Teckel, tan querido y valorado por ti. Una vez afrontado con éxito la cría, tiempo para poder buscar a los cachorros un hogar ideal en el que poder desarrollarse física y psicológicamente como mascota en casa, y como compañero de caza si es dedicado a este menester, ya que el Teckel ha sido seleccionado desde antaño como auxiliar en la caza bajo y sobre tierra. De ti dependerá como criador, el seleccionar la Raza y también a los futuros propietarios que quieran ser poseedores de tu esfuerzo, materializado en un cachorr@.
También habrá que ver si es el momento óptimo para criar, que la hembra lógicamente esté sana, disfrute de una excelente salud para poder afrontar el desgaste que supone el criar, y que hayas encontrado el macho acorde para tu hembra, sabiendo bien lo que pretendes obtener, y mejorando si cabe lo que ya posees en tu mascota. Habrá que establecer unas prioridades de selección, definiendo los caracteres en los que debemos concentrar nuestros esfuerzos. Como criador creo firmemente que lo fundamental para mejorar cualquier raza es seleccionar. Para eso es primordial conocer los estándares de las diversas razas en general, y de la nuestra en particular. Sólo así sabremos a ciencia cierta la calidad de los ejemplares que tenemos, y seleccionaremos la raza criando con los ejemplares que presenten unas cualidades morfológicas, venatorias y de carácter excelentes, ya que sólo criando con la excelencia conseguiremos camadas excelentes con cachorros de altísima calidad. De ahí también la importancia del pedigrí o carta genealógica, en donde podremos ver los ascendientes contenidos en ella, y sus pruebas morfológicas y de trabajo pasadas dentro y fuera de España. Si los ascendientes son de calidad, la descendencia podrá ser también de calidad. Como dice el refrán: "de tal palo, tal astilla". Es casi la única y mejor garantía que te puede dar un criador. Hay que tener claro que de un cruce de ejemplares excelentes saldrán cachorros excelentes, pero de cruce entre ejemplares mediocres NUNCA saldrán cachorros excelentes. Sin selección se deteriora y desvirtúa la raza.
En resumen diremos que, la crianza de perros de Raza es una labor de selección que todo criador serio y profesional que se precie tiene obligación de hacer. Criar no es juntar un macho con una hembra, cruzar los dedos y esperar a ver que sale, si sale .... No, la cría es algo más serio que eso. No se trata de vender carne, sino poder proporcionar a alguien un animal vivo, con sentimientos y necesidades, que estará con nosotros una media de doce años, y queremos que sea un cachorro bonito, que no tenga enfermedades congénitas y de carácter equilibrado para poder compartir con él todo nuestro tiempo e ilusiones.
Después de este preámbulo, paso a describir los tres puntos fundamentales en la cría:
LA MONTA:
Antes de la monta es importantísimo redactar un "Contrato de Monta" que determine por escrito las condiciones en que se efectuará la monta, con el fin de que queden bien claras las obligaciones por ambas partes, indicándose en él todos sus datos (de propietarios y animales), y siguiendo las Condiciones generales para la monta bajo el amparo del Reglamento Internacional de Crianza Canina de la Federación Cinológica Internacional (F.C.I.). Además podrán acordar Condiciones adicionales que ambas partes deberán firmar antes realizarse la monta. Cuanto más concreto y conciso sea el texto, mejor. Esto evitará posteriores problemas y reclamaciones.
Elegido el macho con el que cubrir, por cumplir con nuestras expectativas de selección, y por sus cualidades físicas, psicológicas y de trabajo, que son mis pilares básicos en la selección del Teckel (excelente morfología, carácter equilibrado y pasión por el trabajo), tendremos que comprobar su disponibilidad para cubrir nuestra perra. Tendremos muy en cuenta que, dado que las reservas de espermatozoides se renuevan cada cuatro días, y cuanto mayor sea el periodo de abstinencia, menor será su calidad, será necesario que el macho no haya cubierto una hembra durante las 48 horas precedentes a la cubrición de la nuestra, y sería aconsejable haber eyaculado dos meses antes de la monta con nuestra hembra. Eso garantiza mayor calidad en el esperma, aunque habrá que hacer, en caso de no tenerlo, un espermiograma que nos lo certifique. El número de espermatozoides emitidos por el macho dependen del tamaño de la Raza (a mayor tamaño, mayor eyaculado y mayor cantidad de espermatozoides), de la edad del macho ( a mayor edad, menor número y calidad de espermatozoides, disminuyendo de la fertilidad), de la frecuencia de apareamientos (las reservas de esperma se renuevan cada cuatro días de media), de la duración del periodo de abstinencia (la abstinencia prolongada no da buenos resultados) y del equilibrio hormonal del perro. Hay una gran probabilidad de fecundación a partir de 150 millones de espermatozoides normales y móviles en el eyaculado. Éstos son muy susceptibles a las variaciones del medio, y son viables poco tiempo en el medio externo (recogida de semen para inseminar). En las vías genitales de la hembra, el esperma aguanta hasta cinco días, pero sólo conservan el poder de fecundar durante 48-72 horas después del eyaculado. En cuanto a la edad los progenitores, es aconsejable que ambos tengan más de dos años (puesto que con esa edad su desarrollo físico y psíquico ha finalizado) y nunca más de nueve años para hembras, y diez para los machos. Lo importante es el estado en que se encuentren, sobretodo en las hembras, para afrontar la cría. Deberemos dejar un período de descanso suficiente entre partos, dado el desgaste que ello supone, siendo aconsejable pasar dos celos.
Hay tres factores que son claves para determinar el éxito de un macho como reproductor: su alimentación, el manejo y su estado sanitario.
1.- La alimentación será con productos de gama alta, adaptando la dosis al grado de actividad, y evitando la obesidad pues reduce la fertilidad. Evitar hacer ejercicio después de ingerir comida ya que puede derivar en torsión gástrica. Lo ideal es comer por la noche, donde no se realizarán esfuerzos y podrá ser digerido tranquilamente por su organismo, pudiendo realizar ejercicios sin problemas a la mañana siguiente.
En la hembra también cuidaremos su alimentación y la dieta, ya que una perra obesa tiene un alto riesgo de distocia y se encargará peor de los cachorros, y una perra delgada antes del parto, difícilmente podrá alimentar correctamente a su prole.
2.- En el manejo hay que acostumbrar al macho a la presencia de personas durante la monta. Es bueno alternar la monta natural con la inseminación artificial, acostumbrando al macho a la manipulación y recogida del semen para analizarlo y/o inseminar perras transeúntes. Hay que determinar el momento óptimo de la cubrición para evitar sobrecargar al reproductor, y aumentar el éxito de la fecundación. Para ello se realizará a la hembra un frotis vaginal o la determinación de la progesterona en sangre que nos delimitará con cierta exactitud el momento idóneo para la monta. Sería aconsejable la realización por parte del macho, de dos espermiogramas al año. La mejor prueba de calidad y fertilidad de un reproductor no es el espermiograma, sino la observación de su descendencia, evaluando en ella la capacidad que tiene su semen de transmitir las cualidades deseadas a los individuos (calidad genética). El tamaño de la camada te indicará la vitalidad y fertilidad de su semen.
3.- El estado sanitario: deben estar, tanto macho como hembra, desparasitados tanto internamente cada 3 meses como externamente durante todo el año. Vacunados anualmente de la rabia, la heptavalente y de la tos de las perreras. Y realizar un control anual de filaria, erlichia, brucelosis, herpesvirus y leishmania.
También habrá que determinar el momento propicio para la cubrición, optimizando las probabilidades de fecundación, evitando desplazamientos de la hembra a la residencia del macho y otros gastos inútiles. El Celo (proestro + estro) de las perras es de 2 veces al año (normalmente cada 5-7 meses durante toda su vida ya que carecen de menopausia) con una duración media de 20 días (Proestro: 1º-10º días, goteo de sangre por la vulva, visiblemente hinchada, periodo no fecundo. Estro: 11º-15º día). Periodo favorable de cubrición 9º-13º día (desde que empieza a manchar, siendo el más propicio en el 80% de las perras el 12º día del estro). El primer celo (proestro + estro) se da en el sexto o séptimo mes de vida. Debe esperarse al menos al tercer celo (2 años o 2 años y medio), cuando ya ha alcanzado su desarrollo físico y psicológico completo, para quedar preñada. Los machos no tienen un periodo de celo concreto, sino que se activa por el olor de la hembra en celo (feromonas). El apareamiento o la inseminación ha de tener lugar dentro de las 48 horas posteriores a la ovulación (estro). Podemos apreciar unos síntomas claros, pero no infalibles, de una inminente ovulación por la receptividad sexual hacia el macho, con lateralización de la cola (signo de Liebenger) en la hembra y por la pérdida de flujo vulvar más claro que aparece días después del inicio del sangrado (entre el 9º y el 13º). De dos a tres días desde que la hembra se muestra receptiva hacia el macho, se produce la ovulación, debiendo fertilizarse de dos a tres días después de la ovulación. Resumiendo un poco diremos que el momento ideal para cubrir a la perra será del 4º al 6º día después de que la hembra se muestre receptiva hacia el macho, ladeando la cola.
PRIMER DIA | ENTRE EL SEGUNDO Y EL TERCER DÍA | ENTRE EL CUARTO Y SEXTO DÍA |
RECEPTIVIDAD DE LA HEMBRA HACIA MACHO | PASADOS 2-3 DÍAS | SE PRODUCE LA OVULACIÓN | PASADOS 2-3 DÍAS | ÓVULOS APTOS PARA SER FERTILIZADOS (MONTA) | ES EL MOMENTO IDEAL PARA LA MONTA |
Los medios más efectivos para determinar la ovulación son el frotis vaginal y la determinación de progesterona en sangre.
El frotis vaginal consiste en coger una muestra de moco vaginal una vez confirmada la hinchazón vulvar (final del proestro) típica del celo, y visualizarla al microscopio. Nos permite estimar el momento de la ovulación con bastante exactitud.
La determinación de progesterona en sangre es el medio más preciso, y puede ser empleado como complemento más exacto del frotis. Los ovarios de la hembra segregan progesterona días antes de la ovulación, haya o no fecundación. La progesterona es un indicador de la ovulación, pero no de la gestación.
La realización conjunta de ambos medios permite un seguimiento del celo más satisfactorio y rentable que conduce a un aumento de la fertilidad y prolificidad, evitando los desplazamientos inútiles para apareamientos improductivos (por no haber ovulado todavía o haberse pasado ya).
Una vez que concretemos el momento propicio para la cubrición por cualquiera de estos dos métodos, o por ambos, procederemos a realizar la monta natural llevando a nuestra hembra a las instalaciones del macho que deberán estar desinfectadas e higienizadas, al igual que los ejemplares que vayamos a utilizar para la cría. Es aconsejable, sobretodo en ejemplares de mucho pelo, rasurar primero la zona genital de la hembra, y el principio de la funda del pene del macho para no entorpecer la penetración y evitar infecciones (al poder ser introducidos y depositados en el interior de la vagina). El apareamiento comienza con una fase de cortejo breve y olfativo que acrecienta la excitación de la pareja. El macho se subirá a la grupa de la hembra, y la rigidez del hueso peneano con la afluencia de sangre al tejido eréctil permiten la introducción del pene en la vagina. Los empujes pélvicos desembocan en contracciones vaginales que favorecen el ascenso del esperma, manteniendo la erección y el cierre de la vulva mediante los bulbos eréctiles del perro (o vulgarmente llamado "enganche o nudo") durante la eyaculación. Prestaremos especial cuidado en el momento del enganche, siendo aconsejable que amos se queden de forma opuesta pegados por la parte trasera. Para ello, deberemos pasar la pata posterior del macho más levantada por encima de su pene para quedarse dado la vuelta en sentido opuesto a la hembra. El "enganche" debe durar un mínimo de cinco minutos, pudiendo llegar hasta la media hora. Pasado ese tiempo, los bulbos se relajan, disminuyendo su tamaño y quedando liberados de la vagina. Evitaremos entonces que la hembra orine en los minutos siguientes a la monta. Cuidaremos que el pene del macho no pueda lesionarse una vez desacoplado de la hembra, quedando flácido y retrayéndose dentro de su funda o capuchón. Se repetirá la monta pasadas 48 horas, por aguantar y ser viable el esperma este tiempo dentro de las vías genitales de la hembra.
Debido a diferentes causas (imposibilidad de hacer una monta natural o evitar el contacto con determinadas hembras), cabe la posibilidad de realizar la inseminación artificial. Para ello deberemos extraer el semen, gota a gota. La forma de proceder será primeramente limpiar el pene y el prepucio para posteriormente exteriorizarlos masajeando los bulbos peneanos, y realizar la masturbación en presencia de la hembra en celo puesto que eso facilitará la excitación del macho. Luego constreñimos con los dedos índice y pulgar por detrás de los bulbos para mantener la erección como lo haría la vagina de la hembra. El perro eyacula en tres fracciones que procuraremos recoger por separado en distintos frascos, a poder ser de cristal o plástico no transparente, higienizados y atemperados (unos 33ºC), observaremos una primera fracción uretral pre-espermática, ligeramente transparente cuya función es lubricante y que no interesa para la inseminación por estar carente de espermatozoides. Es una eyaculación rápida y corta tras el inicio de la erección. La segunda fracción espermática es más retardada y lenta coincidiendo con los movimientos pélvicos del perro. De aspecto denso y lechoso con color nacarado, es la más importante de las tres por estar contenido todo el volumen espermático. La tercera fracción prostática es más abundante y de liberación más lenta, de aspecto claro o ligeramente turbio que tiene una función diluyente, que puede ser interesante usar en la inseminación artificial para barrer de la sonda la segunda fracción y aumentar el volumen. Aprovecharemos el semen recogido para realizar primero un espermiograma en laboratorio y, de la fracción espermática, valorar la concentración, movilidad y vitalidad de los espermatozoides. Una vez confirmada la calidad del semen fresco extraído, procederemos a introducirlo, mediante una sonda, en las vías genitales femeninas. Después de inseminar es recomendable mantener las patas traseras de la perra el alto durante diez minutos, evitando el reflujo y propiciando el ascenso del esperma. También será aconsejable introducirla en un transportín o jaula para evitar que orine en los minutos siguientes a la inseminación (o monta natural). Repetiremos la inseminación, al igual que en la monta natural, pasados 48 horas.
La inseminación artificial con semen fresco es un método que, bien hecho y siguiendo de forma muy escrupulosa las medidas higiénico-sanitarias, tienen un éxito similar a la monta natural, con una efectividad de hasta un 85% de gestaciones, sin disminución del número de cachorros por camada.
Una vez se producta la monta natural o la inseminación artificial, se rellenará el consiguiente certificado (Solicitud de Inscripción de Camada, y que estará numerada) para la inscripción de la futura camada en el Libro de Orígenes Español (pedigrí).
LA GESTACIÓN:
La duración media de la gestación en perros es de 63 días contados a partir de la monta, pudiendo retrasarse hasta los 68 días. Llegados a los 65 días, habrá que acudir al veterinario para confirmar el buen estado de los cachorros por medio de una ecografía, y provocar, en caso necesario, el parto o realizar una cesárea de urgencia. Habrá que tener en cuenta que el número de cachorros también puede llegar a variar la fecha del parto. En camadas de uno o dos cachorros, el parto se retrasa.
La fecundación de un óvulo con un espermatozoide conduce a la formación de un huevo que emigra y se divide antes de implantarse en la mucosa uterina. La nidación se produce entre los 15º y 17º día después de la fecundación, culminando con la formación de vesículas embrionarias visibles en la ecografía a partir de la cuarta o quinta semana de gestación (latidos del corazón entre 170-200 por minuto), y que nos permitirán confirmar la gestación, aunque no el número exacto de individuos que compondrán la camada. Para eso habrá que esperar a la 8ª semana de gestación para realizar la radiografía, totalmente inocua e indolora para los cachorros. En ella veremos el número de cachorros por medio de sus esqueletos ya mineralizados.
La subida de la leche se produce una semana antes del parto, y es entonces cuando deberemos preparar a la hembra y su lugar para el parto. La bañaremos con jabón específico para perros antes de entrar en la paridera. La temperatura será de 25º en el ambiente y 30º en la paridera, con una humedad del 60%. Para regular la temperatura usaremos luces infrarrojas, placas, mantas eléctricas o estufas teniendo especial cuidado en su instalación ya que es muy fácil provocar quemaduras en los cachorros. Y para la humedad, colocaremos un recipiente con agua cerca de la fuente de calor.
El habitáculo o paridera será acorde al tamaño de la perra y su Raza. En mi caso, que poseo teckels de tamaño standard, me basta con una paridera de 90 centímetros de largo por 60 centímetros de ancho por 15 centímetros de alto. El material será fácil de poder lavar y evitaremos que sea poroso. La madera forrada de melamina o el plástico son materiales ideales, ya que permiten la fácil limpieza y desinfección evitando enfermedades infecciosas por virus, bacterias, hongos, etc. Sería conveniente, sobretodo en perras primerizas, colocar unas barras laterales en la paridera que eviten el aplastamiento de los cachorros.
La limpieza la realizaremos con agua y jabón (detergente) eliminando toda la materia orgánica adherida a la paridera y, una vez seco, procederemos a su desinfección aplicando productos (virkons, lejia, amonio cuaternario ...) para eliminar los gérmenes. La higiene, alimentación y buen estado físico de la perra son nuestra prioridad no sólo en la gestación, sino en todo el periodo reproductivo.
Al mes de gestación las mamas y pezones aumentan de tamaño significativamente, así como su vientre. Esto implica que el volumen del estómago en la perra sea menor debido al crecimiento de los fetos, siendo fundamental que la alimentación que reciba sea específica para perras gestantes.
En los días previos al parto la hembra suele cambiar su comportamiento, empieza a construir (o destruir) su nido, rascando el suelo propiciado por el movimiento de los fetos. Una semana antes del parto debemos rasurar sus genitales y mamas, y será fundamental tomar la temperatura rectal , puesto que la bajada de 1 grado centígrado respecto a las medidas en los dos días precedentes son un claro indicio de parto en las 12-48 horas siguientes (como aclaración diré que la temperatura rectal normal en perros es de 38º-39º). El tapón mucoso se suelta (romper aguas) unas seis horas antes del parto. La vulva se dilata (inflama) y secreta un líquido verdoso que indica la caída de la placenta y que el parto se producirá en dos horas.
EL PARTO:
Una vez que se produce la pérdida del tapón mucoso (romper aguas), en un periodo hasta 6-12 horas, aparecen las primeras contracciones (visibles) que indican la ocupación del canal del parto y que derivará en la expulsión del primer cachorro (envuelto o no en la membrana amniótica) en un periodo de hasta tres horas desde la primera contracción.
En condiciones normales no será necesario intervenir y bastará con la simple observación. En caso de dificultades o en perras primerizas sí será conveniente asistirlas en el parto. Cuando salga el primer cachorro deberemos desprenderlo de la bolsa (en los primeros 30 segundos si no se ha desgarrado antes) inmediatamente. Cortaremos el cordón umbilical a unos tres centímetros del cachorro, atándolo a centímetro y medio y desinfectándolo con clorexidina o betadine rebajado en agua. Deberemos secarlo bien masajeando el tórax para estimularle el movimiento respiratorio. Prestaremos especial atención a las vías respiratorias, eliminando cualquier obstrucción por medio de una pera (o aspirador) para bebés o con movimientos centrífugos que favorezcan además el flujo de sangre al cerebro y la dilatación y contracción del diafragma como si se tratara de un masaje cardiaco (con mucho cuidado). Una vez comprobado que el cachorro está bien y seco, lo ayudaremos a mamar el calostro (primera leche de la madre) que le ayudará a entrar en calor además de nutrirle e inmunizarle con los anticuerpos de la madre en las ocho primeras semanas de vida. Si no mama, le ayudaremos abriéndole la boca y ofreciéndole un pezón al tiempo que apretamos para que salga algo de leche. Es importante que el cachorro esté caliente ya que sino desaparece su reflejo de succión.
Pasados 5-15 minutos del nacimiento será expulsada la placenta. No es aconsejable la ingestión de éstas por la perra ya que podrían causarla vómitos y/o diarreas. Entre dos expulsiones no puede pasar un periodo de tiempo superior a cuatro horas (si fuese así, deberíamos avisar inmediatamente al veterinario para asistirnos en el parto). Deberemos realizar las mismas operaciones con todos los cachorros, limpiando continuamente la paridera de restos. La presentación de nalgas en el parto es del 40% frente al 60% de cabeza. El masajeo de las mamas estimula la producción de leche, y durante el parto provoca la descarga de oxitocina que favorece las contracciones uterinas. La administración de bebidas azucaradas a la madre durante el parto es deseable. Tendremos en cuenta que 2/3 partes de los alumbramientos se producen por la noche.
Signos inequívocos de que el parto no va bien (distocia), debiendo avisar inmediatamente a nuestro veterinario, pueden ser:
Una vez concluido el parto con éxito, sólo nos quedará controlar que todos los cachorros mamen de forma autónoma y pesarlos cada día a la misma hora comprobando que vayan ganando peso del orden al 5-10% diario, debiendo doblar su peso de recién nacidos a los 10-12 días, pudiendo perder algo de peso los 2-3 primeros días. Son incapaces de orinar ni defecar por sí mismos hasta pasados más de 16 días, debiendo estimularles la región perineal hasta entonces. El cordón suele caer a los 2-3 días. Abren los ojos y los oídos entre el 10º y el 15º día, y caminan a cuatro patas a los 12-15 días. Deberemos desparasitarles cada 15 días desde el nacimiento, y vacunarlos por primera vez al mes y medio de vida.